SURCOS
1951: Drama: BLANCO Y NEGRO : 90 min.
Productora: Atenea Films.
Director: José Antonio Nieves Conde.
Guión: José Antonio Nieves Conde, Natividad Zaro,
Gonzalo Torrente Ballester.
Fotografía: Sebastián Parera.
Música: Jesús García Leoz.
Decorados: Francisco Labrada.
Montaje: Margarita Ochoa.
Intérpretes: Luis Peña, María Asquerino, Francisco
Arenzana, Marisa de Leza, Ricardo Lucia, José Prada,
Félix Dafauce, María Francés, Maruja Díaz, Félix
Briones, Casimiro Hurtado, José Guardiola, Manuel
de Juan, Ramón Elías, José Sepúlveda.
Vestuario: Juan Esplandiú.
Recaudación: 122.234 Ptas.
Rodaje: Madrid.
Sinopsis:
Manuel llega a Madrid buscando una vida mejor de la
que sufría en el campo, y con la compañía de su
mujer y los tres hijos. Se alojan en casa de unos
parientes, cuya hija, Pili, vende tabaco por la calle y
mantiene relaciones con un rufián que trabaja para «El
Chamberlán», un indeseable que se dedica a toda
clase de negocios sucios. Un día tras otro, los
intentos de los recién llegados de sobrevivir con
honradez y dignidad fracasan tristemente.
Comentario:
Nieves Conde aborda en este clásico de nuestro cine
aspectos incómodos de la realidad española del
momento como la inmigración del campo a la ciudad,
el mercado negro, el desempleo, la prostitución
femenina, etc., que le causó graves problemas con la
censura. El director ofrece un retrato desolador del
ambiente social de Madrid, dominado por los
estraperlistas y delincuentes, a través de una familia
que se desintegra y desmorona al llegar a la ciudad.
Con guión del propio Conde, Natividad Zaro y el
escritor Gonzalo Torrente Ballester, la preparación
del rodaje fue larga e intensa porque el director quería
conseguir el máximo de realismo. Para ello, el equipo
recorrió los barrios de Atocha, Lavapiés, Legazpi y
Embajadores, fotografiando los rincones, casas y
personas, y compraron el vestuario a las gentes de
allí. Con todo se consiguió acercarse más a la vida
real de los personajes de la película, que además de
un intenso y duro melodrama, se convierte en una
certera crónica del Madrid de los años cincuenta.
El director tampoco quiso contratar a actores populares
de la época, sino que eligió a otros, conocidos en la
profesión, pero no famosos porque quería que no
representasen sino que se creyeran sus personajes y
que fueran creíbles. Así se eligió a José Prada, Félix
Dafauce, María Asquerino, Luis Peña, Marisa de Leza
y Ricardo Lucia, que consiguieron bordar sus
respectivos papeles.
La censura prohibió drásticamente la escena final
original, en el que se veía a la familia regresando al
pueblo y cruzándose en la estación con otra parecida
que llegaba a Madrid. Y mostraba como la hija, Tonia,
se bajaba del tren en marcha para quedarse en la
ciudad, abocada a la prostitución. «Surcos» cayó muy
mal entre muchos miembros de la Iglesia que la
calificaron de «gravemente peligrosa», pero también
tuvo problemas con el resto de la industria. Según
recuerda Nieves Conde en el libro de Francisco Llinás
editado por la 40 Semana de Cine de Valladolid,
«hubo críticas feroces a mi película y éstas vinieron de
la profesión. Muchos afirmaban que el cine español
no podía ir por ese camino. En cierta medida, ‘Surcos’
es una película que me cerró puertas, hubo
productores que tras felicitarme externamente no
hicieron nada por ofrecerme trabajo y tardé cerca de
dos años en volver a rodar. Lo mismo le ocurrió a
María Asquerino: se hizo famosa, pero apenas siguió
trabajando. Los del Sindicato nos regatearon el primer
premio, la mayoría argumentó que la película ….¡era
inmoral!»
El Director General de Cinematografía, José María
García Escudero, uno de sus grandes defensores le
concedió la categoría de «Interés nacional», que le
daba derecho a la máxima protección. Esta medida le
causó un enfrentamiento con Cifesa, a quien
Escudero había denegado la citada categoría a su
película «Alba de América», y con ciertos sectores de
la industria y la Administración, que desembocó en su
dimisión el 3 de marzo de 1952.
Cita:
«Nieves Conde baja la cámara a la calle y retrata lo que
cualquier vecino de Lavapiés, barrio, excelentemente
fotografiado, en el que se desarrolla la acción, conoce
de sobra y vive a diario. Partiendo de un guión
perfectamente estructurado, retrata toda la sociedad
de su tiempo, sobre todo sus miserias, con una
dureza extrema. La delincuencia más cutre (robo de
relojes o sacos de grano), el terrible desempleo, el
rosario rezado en familia, el estraperlo, los suspiros
por unas medias de seda, la sobra del rancho
repartida a la puerta de unos cuarteles» (Jesús Angulo
en «Tiempos del cine español- 1», Ed. Patronato de
Cultura de San Sebastián,1990).
«El máximo valor de la película, hoy, radica en que, más
allá de las intenciones primeras de sus autores, y de
la intervención de la censura, ofrece un retrato
desolador de una sociedad (que, no lo olvidemos,
aparece como la sociedad real producto del
franquismo) en la que quienes cortan el bacalao son
los estraperlistas y los delincuentes, en la que son
moneda corriente el paro, la prostitución, el mercado
negro, la falta de vivienda, la insolidaridad. Una
sociedad en la que los únicos que sobreviven
honradamente son Rosario y su padre, titiriteros
marginales, y de la que está deliberadamente
ausente toda autoridad legal. Y es eivdente que, más
allá de sus aspectos semi-documentales, de su
decisión de no utilizar actores conocidos, que
superficialmente conectan la película con el
Neorrealismo, ‘Surcos’ se entronca con otras
tradiciones: una tradición literaria, que va de
Cervantes a Baroja, pasando por Pérez Galdós y
contemporánea de las novelas de Cela o Laforet»
(Francisco Llinás en «El oficio del cineasta: José
Antonio Nieves Conde», Ed. Semana de Valladolid,
1995).
«Tras el éxito de la moralizante «Balarrasa» (1950),
José Antonio Nieves Conde
hace una de las grandes películas españolas, tanto
por la dureza en la descripción del Madrid de la época,
como por girar en torno al candente tema del
estraperlo. Lo insólito es que, a pesar de costarle el
cargo al director general de Cinematografía, por
defenderla frente a «Alba de América» (1951), de Juan
de Orduña, y sufrir algunos cortes, se logra hacer y se
exhibe con normalidad». (Augusto M. Torres.
«Diccionario del cine español». Espasa Calpe, 1994).
Premios:
1951; Círculo de Escritores Cinematográficos, Mejor
Película, José Antonio Nieves Conde.
1951; Círculo de Escritores Cinematográficos, Mejor
Director, José Antonio Nieves Conde.
1951; Círculo de Escritores Cinematográficos, Mejor
Actriz de Reparto, Marisa de Leza.
1951; Círculo de Escritores Cinematográficos, Mejor
Actor de Reparto, Félix Dafauce.
1951; Sindicato Nacional del Espectáculo, Tercer
Premio, Mejor Película, José Antonio Nieves Conde